Asociación para el estudio de temas grupales, psicosociales e institucionales

Publicaciones

La investigación con dispositivos grupales: modalidades del vínculo colectivo. M. Baz


La investigación con dispositivos grupales:
modalidades del vínculo colectivo

Margarita Baz 


Cuando se abrió la expectativa de participar en este congreso me pareció relevante abordar la cuestión de la investigación. Desde luego, la investigación es una de las tareas centrales de mi actividad académica en la universidad donde he transitado una buena parte de mi vida, y es una práctica que me ha demandado una gran dosis de imaginación, de inventiva y de reflexión. En ese trayecto siempre he tenido espacios y referentes que acogieron mis inquietudes y alimentaron el deseo y la inspiración. Ciertos espacios universitarios que gestamos en la universidad (especialmente la agrupación en áreas de investigación y el desarrollo de la formación en psicología social de grupos e instituciones a nivel de posgrado) han sido importantes en la medida en que fueron fundados desde proyectos que apuntaban a desarrollar y producir conocimiento en el campo de los procesos grupales e institucionales. Esa historia fue atravesada por otros procesos que exceden las fronteras universitarias locales; uno crucial fue la fundación del CIR (Centro Internacional de Investigación en Psicología Social y Grupal). Creo que resulta fundamental recordar en este congreso que la idea que inspiró la creación de esa red internacional de investigadores en psicología social y grupal –muchos de los cuales nos encontramos hoy aquí- fue precisamente el favorecer un movimiento necesario, una transformación inaplazable en todos aquellos profesionales y estudiosos que mirábamos el campo grupal desde los grupos operativos, el análisis institucional y el psicoanálisis. Este cambio suponía asumirse plenamente como responsables del desarrollo de un campo de conocimiento, asumiendo las incertidumbres y los retos teóricos, epistemológicos y metodológicos que son propios de las ciencias sociales y los específicos de la psicología social y grupal.  Sus fundadores (Armando Bauleo, Juan Carlos de Brasi, entre otros) tuvieron la audacia de interpelarnos con esa propuesta y también tuvieron la lucidez de reconocer que era una tarea que requiere un sustento colectivo. Si los congresos bianuales fueron un acicate e inspiración para producir -y yo recupero siempre con emoción los ecos de esa memoria colectiva desde Cuernavaca y Paris y luego en Montevideo, Madrid, Managua y Rimini-, ahora a la distancia puedo asegurar y rindo un reconocimiento a ese diálogo que permanece internalizado, así como sigue abierta la expectativa de conocer las vicisitudes del conocimiento y de la investigación en los distintos ámbitos nacionales y con las personas involucrados en esta aventura.
Hablar de investigación es, en efecto, hablar de una aventura. En primer lugar, la investigación involucra un plano epistemológico, es decir concierne a una colocación y mirada ante el mundo y formas de concebir la producción de saber. Por ello, cuando hablamos de investigación tenemos que referirnos a un campo de conocimiento, definido por modos de enfocar, problematizar y de abordar ciertos procesos de la realidad.  La conformación de campos de conocimiento depende de procesos dinámicos en los que están en juego la constitución y la transformación de paradigmas y marcos epistémicos que van marcando fases históricas en el desarrollo del conocimiento. En mi opinión, la perspectiva del campo de la grupalidad y de los grupos, orientada por el ecro pichoniano -ésta a su vez multiplicada por diferentes afluentes del pensamiento filosófico, psicoanalítico y de diversas ciencias sociales-, no solamente ha generado una nueva visibilidad sobre los procesos de subjetivación implicados en los aconteceres de la vida humana, sino que ha inaugurado nuevas formas de entender y practicar la investigación. El tema es tan vasto que sólo pretendo bosquejar algunos aspectos básicos de nuestro posicionamiento ante la investigación y apuntar algunos de las cuestiones de índole epistemológica y metodológica que siguen abiertas al debate y la reflexión.
Quiero señalar de entrada que cuando dirijo la atención en el título de esta comunicación al uso de dispositivos grupales en la  investigación, puede pensarse que me voy a referir a los grupos en un sentido técnico, es decir, como instrumentos o recursos en el proceso de indagación, pero mi intención va mucho más allá de esto. e parece que no sería correcto simplemente pensar que hay técnicas grupales que se sumarían a los repertorios de técnicas en ciencias sociales tales como las encuestas, las entrevistas o las historias de vida. De hecho, hay una tendencia creciente en ese sentido: considerar que hay una serie de formas grupales con variantes técnicas a disposición de los investigadores (grupos focales, entrevistas grupales diversas, grupos de discusión, etc.) y obviar toda ulterior penetración crítica sobre las implicaciones teóricas y espistemológicas de las opciones metodológicas. En ese sentido podemos recordar que uno de los criterios de validez de una investigación tiene que ver con la consistencia teórica que atraviesa cada una de las decisiones del proceso de indagación y por ello es importante observar la concepción que se tiene de los dispositivos para el trabajo empírico. En mi opinión la idea de dispositivos grupales supone formas estratégicas de trabajo con fines de investigación que sólo tienen sentido desde la comprensión de las finalidades y la potencialidad de una experiencia colectiva.  Una experiencia grupal concebida a la manera de los grupos operativos está invariablemente orientada por la idea de la acción colectiva como motor de transformación.  
La experiencia grupal como un recurso para la investigación puede ser útil desde dos vertientes diferenciadas: en primer lugar, desde luego, para la indagación de los procesos grupales mismos (el estudio de las trayectorias, vicisitudes y desenlaces de distintas grupalidades) o bien, constituirse como el terreno para la investigación de procesos de la subjetividad que conciernen a la experiencia de los sujetos en la complejidad de la vida cotidiana (los vínculos familiares, las tramas de formación, y en general las tramas vinculares que conciernen a los distintos ámbitos de la vida humana, también, desde luego, temas de salud mental).  
En todo momento debe entenderse que hablar de psicología social y grupal no se reduce a los grupos como formas empíricas concretas. Lo grupal se refiere a un campo de problematización teórica que se ocupa de los vínculos que conformamos y nos conforman, de la relación con los otros y con el mundo, del poder y la producción histórica y social de la subjetividad. De ahí que hablemos de la grupalidad para designar una dimensión crucial de la experiencia humana que tiene que ver con el vínculo social, es decir, con los procesos que unen (y desunen) a los sujetos entre sí y con su sociedad. Los grupos, por su parte, son esos espacios de existencia, formaciones colectivas en devenir donde acontece la experiencia. Para el desarrollo de tareas de investigación las experiencias de grupo brindan un paradigma teórico y metodológico para el análisis tanto de los posicionamientos subjetivos en relación con el propio deseo y los otros, como también de las instituciones que regulan nuestro ser social, es decir, las formas de funcionamiento social, normas  y valores.  
Para ilustrar las dos vertientes antes mencionadas referidas a la utilización de dispositivos grupales en la investigación (una, el estudio de las grupalidades mismas y sus procesos y la segunda, el estudio de procesos de la subjetividad con el material de procesos de grupo convocados para los fines de la investigación) voy a referirme brevemente a 4 experiencias de investigación. Las dos primeras son producto de experiencias propias; las dos últimas corresponden a procesos de investigación de alumnos de posgrado a quienes hemos asesorado y acompañado en su indagación. 
I Proyecto terminado: El universo de la danza y el cuerpo en los procesos de subjetivación de bailarinas profesionales. Se convocó a un proceso grupal de tres reuniones de dos horas cada una a bailarinas profesionales de distintas compañías y grupos. La estrategia del trabajo grupal operativo fueron consignas de reflexión referidas a la experiencia con la danza, una para cada reunión: 1) el para qué bailar –la articulación del sentido de sí y de su mundo-, 2) su entrenamiento y la trama de vínculos de la institución dancística, 3) las funciones de danza y la experiencia artística.  La experiencia grupal fue extraordinaria por la forma como los grupos se apropiaron del espacio y la tarea, así como por la calidad del diálogo y las modalidades de escenificación en el encuentro grupal de distintos dramas de su experiencia cotidiana.  Esta condición derivó en un rico material tanto discursivo como el constituido por la observación del proceso, lo que me animó a emprender la búsqueda de modalidades y procedimientos de análisis congruentes con el posicionamiento teórico ante el campo problemático en estudio. En cuanto a los resultados de la investigación puedo decir que.encontré en un lenguaje de vínculo, en la singularidad de la experiencia, una poética de la afección colectiva, en la forma de metáforas, recurso analítico central en esta investigación que presentó sus hallazgos en la forma de “tres metáforas del cuerpo”
II En un proyecto actualmente en desarrollo me he propuesto estudiar grupos de trabajo en instituciones (por ahora, las modalidades estudiadas están siendo equipos de trabajo en el ámbito académico universitario y grupos independientes con proyectos artísticos). Específicamente me pregunto por las formas, el sentido y los destinos de las tramas vinculares ante las tareas y los ámbitos que los convocan. Parto de la idea de que en las sociedades contemporáneas estamos ante alteraciones importantes del sentido social y el lazo colectivo, por ello creo que es importante preguntarnos por las formas de ser y de estar con otros, ya que son producciones de subjetividad históricas por definición y por tanto en diálogo con los aconteceres de los procesos sociohistóricos en su conjunto.  Por ello me propongo explorar los sentidos que se están creando alrededor de la cooperación y el intercambio para el desarrollo de tareas y de proyectos.  El camino a seguir no es el de mirarlo desde afuera, evaluando o midiendo la supuesta productividad o resultados de los grupos de trabajo, sino apelando a su experiencia y a las significaciones que le otorgan a la misma, pensadas también como producción grupal. Por ello convocamos a un proceso de entrevista grupal operativa de dos reuniones. En la primera le proponemos al grupo que piense cómo ha llegado al momento presente, cómo ha sido el trayecto desde que se conformó, cómo han vivido, en suma, el proceso de trabajar juntos. Esta consigna producirá un texto grupal en la modalidad de “narrativa autobiográfica”. El segundo encuentro explora los sentidos de proyecto, su anticipación de futuro grupal e institucional, los relieves afectivos y de valoración implicados, su disposición a la acción. El material grupal –narrativa, producción discursiva y extradiscursiva- lo pensamos desde su condición de producción, por definición grupal e imaginario, surgido en la temporalidad de una escena que recrea la acción colectiva, que es movimiento no unificado sino potencia desde la diversidad hecha diálogo.
III Proyecto terminado: Grupo de madera –savia y ceniza- de Maria Isabel Mazo. Estainvestigación da cuenta de la fase “grupo” de un proceso comunitario desarrollado en Bogotá, Colombia de 1985 a 2000, en un contexto de terrible violencia social y política en que el mandato de Estado consistía en encontrar al enemigo “interno” en los resquicios más íntimos (parientes, compañeros, vecinos..) y denunciarlo, con la intención de desestructurar toda red de solidaridad hasta la más próxima unidad social.  La investigación recupera la fundación de un grupo que resistió tal violencia política, y estudia el proceso que desplegó en su apuesta de suplir colectivamente carencias y dificultades de la vida cotidiana y socializar la angustia de sobrevivencia. El proceso grupal logró configurar un proceso alterno de vida, descrito como “el camino de la imaginación contestataria”, que generó múltiples sentidos de subjetividad grupal hasta que la unidad grupal se desgasta y termina: por ello “savia y ceniza”. (Después se construyeron otras fases, una de organización de una cooperativa y finalmente la fase de comunidad -el barrrio, que sólo se mencionan como cierre de la investigación). La reconstrucción del proceso grupal se hizo a partir de la noción de memoria colectiva, y en el plano empírico a través de múltiples entrevistas grupales, familiares e individuales, planeadas y espontáneas, con encuadres diversos y flexibles, en Colombia, México y Costa Rica, además de un trabajo de archivo (textos, cartas, folletos, bitácoras de reuniones, recortes de prensa, documentos, etc.) y de registros fotográficos, fílmicos e iconográficos.
IV Paso finalmente a comentar un último proyecto actualmente en desarrollo: “Nuevas identidades de una forma comunitaria de los indigenas migrantes del siglo XXI” de Josman Espinosa. Este proyecto surgió por el interés de estudiar un proceso en el que migrantes indígenas a la ciudad de México de distintas etnias y lugares de origen conforman una organización que han llamado Asamblea de Migrantes Indígenas, desde la que pretenden desarrollar una nueva identidad, anclada en sus tradiciones y costumbres y transitar así a la vida en la ciudad y todo lo que ésta significa. Con el propósito de comprender los aspectos latentes de esta grupalidad atravesada por una cosmovisión indígena y en la complejidad de condiciones de género, poder, migración, afirmaciones étnicas y culturales, tradición y modernidad, Josman ha diseñado un dispositivo de investigación-intervención que consistiría en un encuentro grupal con miembros de la AMI en el que la tarea será pensar juntos los sentidos de memoria y de proyecto para su colectivo. Adicionalmente ha realizado un intenso trabajo etnográfico, es decir, de observación, conversación e intercambio en los espacios que se dan en la organización. Creemos que el preguntarse por el proceso de conformación grupal de esta organización, el dar cuenta de sus dinámicas y prácticas, el preguntarse cómo la pertenencia a dicha organización transforma a los sujetos y cómo dichos sujetos crean y transforman AMI, es de gran relevancia en la situación contemporánea de México y del mundo en el que el tema de las diferencias étnicas, culturales, religiosas, nacionales así como las migraciones, levantan grandes desafíos a nuestras sociedades.
Con este acercamiento a procesos de investigación concretos que ilustran la perspectiva de investigación que orientan nuestra tarea, voy a referirme a los aspectos cruciales que involucran la concepción de investigación en este campo de la psicología social y grupal.
1) Se trata de investigación de corte cualitativo. Con ello no sólo nos referimos a una diferencia metodológica en el nivel de las técnicas y la naturaleza de los datos que obtenemos, sino que orientamos claramente el conocimiento de los procesos complejos de la subjetividad. El propósito entonces, es producir materiales que nos permitan un acceso a los entramados simbólicos que son el sostén de la experiencia humana.
2) El estatuto del material que obtenemos en un dispositivo grupal. El registro del material (en sus diversas modalidades como son las grabaciones con aparatos de audio y/o video así como las crónicas elaboradas por la observación del proceso) permite establecer los textos, entendidos tanto en el plano discursivo como extradiscursivo. Es un material que tiene como sustento una escucha y una observación desde el eje metodológico ¿qué hace el grupo con su tarea?  Implica una noción de sujeto colectivo, tema complejo que demanda una elucidación (que no abordaremos en esta ocasión), pero que a la vez es imprescindible de tomar en cuenta. 
3) La lectura de lo grupal. Una diferencia crucial con otros enfoques tiene que ver con la postulación de los planos latentes del proceso grupal que se refieren a la dimensión institucional constitutiva de la subjetividad y su apuntalamiento en mecanismos inconscientes. Al considerar al grupo no como una entidad cerrada sino como un proceso, tomamos en cuenta las múltiples inscripciones y atravesamientos de lo social-histórico que hacen de la producción grupal un recurso óptimo para el estudio de las complejas tramas de la subjetividad colectiva.
4) Un encuadre pertinente. Cuando diseñamos un dispositivo con fines de investigación a iniciativa nuestra, el hecho de no contar con una demanda para una intervención implica establecer claramente un acuerdo y el aspecto metodológico esencial es saber encuadrar una tarea que apele a la experiencia de los sujetos del grupo y a la vez que tenga vínculos directos con la problematización del tema de investigación.
5) La metodología es de naturaleza analítica e interpretativa. Las nociones de proceso y de emergente -esta última en su proyección metafórica del acontecer de la acción del grupo- han sido cruciales en la tarea.  Los resultados producen un nuevo texto organizado sobre categorías de análisis que a su vez conforman un esquema interpretativo.
6) Por último, debemos entender que nuestra tarea tiene la doble vertiente de investigación e intervención. De esta manera, no sólo asumimos el análisis de nuestra propia implicación en el terreno y la dinámica transferencial-contratransferencial, sino que lo más importante de nuestra noción de intervención grupal con fines de investigación es reconocer la potencia de una intervención grupal en términos de experiencia, y concebir nuestro vínculo con el grupo en forma dialógica, en un plano de dar y recibir. Eso compromete la dimensión ética y política implicada.

Madrid, febrero de 2006


Para descargar este fichero, haga clic en el enlace abajo. O si prefiere guardarlo, haga clic derecho sobre el enlace y elija "Guardar destino como..."

investigación-MBaz

 

Volver a Número Especial 1